¿Sabías que las mujeres botánicas fueron pioneras en la investigación científica?

En estos días tenemos muy presentes todos los obstáculos y dificultades por los que han tenido y tenemos que pasar las mujeres para lograr tener presencia en todos los ámbitos de la sociedad.

Hoy te quiero contar la historia de varias mujeres que consiguieron hacerse un hueco entre los científicos más destacados a base de tesón, voluntad y pasión por su trabajo.

El mundo de la ciencia es uno de los que más impedimentos ha puesto para la participación femenina, aún hoy en día. Antes del siglo XX son muy pocos los ejemplos que tenemos de mujeres a las que han permitido dedicarse a la investigación científica en las diferentes áreas.

Pero con la Botánica fue diferente. Antiguamente se consideraba que era una materia de estudio apropiada para las mujeres, argumentando que hacía que “las jóvenes se conservaran virtuosas y pasivas”, “alejadas de las diversiones frívolas y del tumulto de las pasiones”. En fin…

El caso es que gracias a estas ideas tan peregrinas, las mujeres, que no tenían acceso a las Academias y Universidades, encontraron en el estudio de las plantas una oportunidad para desarrollar su ingenio y creatividad.

Éstas son sólo una muestra de tantas mujeres que lucharon por su pasión investigadora.

Ynes Mexia

La botánica Ynes Mexia (1870-1938) nació en Georgetown, hija de un diplomático mexicano. La situación privilegiada de su familia le permitió estudiar en escuelas privadas. Pero en su juventud no pudo desarrollar su carrera porque, como la mayoría de las mujeres, tuvo que cuidar de su padre enfermo y después de su primer marido que también falleció.

Cuando se separó de su segundo marido y quedó libre de obligaciones, comenzó su carrera como botánica, a los 55 años.  Viajó a México con una expedición taxonómica en la que descubrió la Mimosa mexiae que lleva su nombre.

Durante los siguientes doce años continuó explorando diversos territorios de América del Sur, descubriendo un nuevo género, Mexianthus, y otras muchas nuevas especies.

Mexia fue admirada por sus colegas por su experiencia y conocimiento de las expediciones botánicas, con una personalidad rebelde pero trabajadora y minuciosa en sus recolecciones.

Jane Colden

La estadounidense Jane Colden (1724-1766) nació en una familia numerosa de 10 hermanos. Su padre siempre se preocupó de que todos ellos recibieran una educación completa en su casa, que contaba con una amplia biblioteca científica. Gracias a esto, Jane se convirtió en una mujer ávida de sabiduría y una lectora incansable.

A causa de la época en que vivía y de su condición de mujer, no tenía mucha libertad para viajar sola y andar por ahí recolectando especímenes, así que sus amigos y familiares le ayudaban llevándole muestras para su estudio.

Durante 20 años estudió la vegetación de su entorno llegando a elaborar un manuscrito sobre la flora de Nueva York, con descripciones y dibujos a tinta de más de 350 plantas locales. Además elaboró un listado con las plantas que tenían propiedades domésticas o medicinales.

A pesar de que Colden fue muy valorada entre sus colegas, con los que compartía los descubrimientos por correspondencia, no recibió crédito alguno por su hallazgo de dos especies nuevas. Como ha sucedido tantas veces en el mundo de la ciencia, ambas especies fueron descritas y nombradas por otros botánicos varones que fueron los que se llevaron el mérito.

Aun así, Jane logró ser reconocida por Linneo, que incluyó una de sus descripciones de plantas en la obra Species Plantarum, siendo la única mujer que lograba este reconocimiento. Es una pena que el naturalista sueco no accediera a nombrar una planta en su honor.

Jeanne Baret

Jeanne Baret  (1740 – 1807), botánica francesa, fue además la primera mujer que dio la vuelta al mundo en barco.

Era una mujer con un decidido espíritu científico. Como en la época estaba prohibido que las mujeres viajaran a bordo de los barcos de la armada, no dudó en hacerse pasar por un hombre durante meses para embarcarse en la primera expedición francesa que daría la vuelta al mundo.

Durante esta expedición trabajó junto al botánico Philibert Commerson con el que se casaría más tarde. La pareja recolectó más de seis mil especímenes, de las que muchas recibieron un nombre en honor de Commerson (commersonii). En cambio, ninguna especie fue bautizada con el nombre de Baret.

Como era de suponer,  al final se descubrió el secreto y por fin fue conocido el trabajo de Jeanne. Pero al igual que ha pasado con tantas mujeres ilustres a lo largo de los siglos, tras su muerte, su labor fue olvidada.

Recientemente  y para conmemorar la excelente aportación científica de Baret, el biólogo estadounidense Eric Tepe ha dado nombre a una nueva especie en su honor: Solanum baretiae.

Blanca Catalán de Ocón

Blanca Catalán de Ocón (1860-1904) se considerada la primera científica española dedicada a la Botánica.

Como en esa época las mujeres no tenían acceso a los estudios universitarios, Blanca y su hermana se formaron en casa de manera autodidacta. Su madre era una apasionada de las plantas y les inculcó su amor por la Naturaleza, enseñándoles a reconocer las especies y a preparar herbarios. Además, gracias a su empeño, logró que recibieran una buena educación que despertara en ellas inquietudes intelectuales.

Tras años de aprendizaje, descubrió una nueva flor que tomaría el nombre de Saxifraga Blanca en honor a su descubridora. Se conservan dos herbarios que publicó sobre la flora de Aragón.

Importantes botánicos españoles y europeos terminaron por reconocer su trabajo, aunque en un principio no la tomaban muy en serio por el mero hecho de ser mujer. Pero pese a todo su esfuerzo y trabajo, su nombre no pasó a la historia.

Lilian Suzette Gibbs

La botánica Lilian Suzette Gibbs (1870-1925) fue una autoridad en la vegetación de montaña.

Con una personalidad fuerte y aventurera, fue también una luchadora por los derechos de las mujeres. Era una viajera empedernida y lideró expediciones a países lejanos, siendo la primera mujer en ascender al monte Kinabalu en Malasia.

Como botánica y ecologista convencida, denunció en sus artículos la preocupante degradación de las selvas y los bosques de todo el mundo por la acción humana.

En 1910, Gibbs recibió la Medalla y el Premio Huxley por la investigación en ciencias naturales. El género Gibbsia Rendle (Urticaceae), dos musgos y un bambú (Racemobambos gibbsiae) fueron nombrados en su honor. Fue de las primeras mujeres en ser elegidas miembros de la Sociedad linneana de Londres en 1905 y de la” Microscopial Society ” en 1910.

Afortunadamente, las aportaciones de éstas y otras mujeres empiezan a difundirse y a recibir la importancia que merecen. 

Desde La Huella del Bosque también quería contribuir a que se conociera el trabajo de estas valientes mujeres.

 ¿Conocías a alguna de estas científicas?

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